La fecha del 8 de marzo constituye un termómetro de la lucha por las reivindicaciones femeninas en una sociedad regida por hombres y cuyas decisiones están en sus manos. Un dato a revelar es que la celebración que surgió a partir de las luchas de las mujeres trabajadoras de finales del siglo XIX y principios del XX se ha desvirtuado, utilizada por los sectores dominantes para incrementar las ventas de sus productos, perdiendo así la esencia de su conmemoración.