La desconfianza de los ciudadanos hacia el Congreso Nacional dominicano supera el 60 % durante nueve años.
El objetivo de las siguientes líneas es mostrar el grado de confianza histórico hacia el Congreso Nacional dominicano, por parte de los ciudadanos, tomando como base los resultados del estudio de opinión pública Latinobarómetro desde el año 2004.
Coordinadora
Santo Domingo, 16 de julio de 2015
La presencia de un parlamento en una nación no es sinónimo de democracia; sin embargo, la democracia no puede existir sin un parlamento. Hoy día, 190 de 193 países cuentan con alguna forma de asamblea, la cual, siendo verdaderamente representativa, contará con características como elecciones libres y justas, acceso a la información sobre las sesiones parlamentarias, la legislación y las políticas y la posibilidad de involucrarse en un diálogo continuo con los parlamentos.
En la política la percepción pesa más que la propia realidad. En ese sentido, la “confianza política” es fundamental para la democracia representativa, ya que relaciona a los ciudadanos con las instituciones creadas para representar y defender sus intereses y conforma una cuestión muy debatida en los países latinoamericanos. El tema va de la mano con la legitimidad democrática e implica una valoración positiva ‒el “deber ser”‒ de un régimen político que se asume como el menos malo de todas las formas de gobierno.
Durante los años 2004 y 20131 Latinobarómetro2 realizó una encuesta que midió la confianza de la ciudadanía dominicana en el Congreso Nacional. Los resultados arrojaron que en promedio, el 60 % de las personas encuestadas tiene poca o ninguna confianza en las cámaras legislativas, mientras que apenas el 38 % tiene algo o mucha confianza en esa institución. El 2 % restante prefirió no opinar al respecto.
Se observa que a través de los años los porcentajes mantienen su tendencia, independientemente de los cambios producidos durante los períodos de elecciones congresuales. Los años con mayor nivel de desconfianza fueron 2010 y 2011, con 67 y 72 % respectivamente.
Este elevado nivel de desconfianza solo es superado por los partidos políticos (71 %) la Policía Nacional (68 %) y la Administración Pública (66 %), e igualada por el municipio/gobierno local (60 %). El Gráfico No. 3 muestra que las instituciones o personas que gozan de un mayor nivel de confianza son la Iglesia, la televisión y la radio, que presentan niveles de desconfianza igual o por debajo de 40 %. Los porcentajes obtenidos por la Iglesia y los medios de comunicación demuestran el nivel de impacto y confiabilidad de los ciudadanos hacia estos.
En general, estos niveles de desconfianza de los ciudadanos hacia las diferentes instituciones democráticas pueden ser influenciados por diversos factores, incluyendo externos que en algunas oportunidades pudieran escapar de las manos de las mismas instituciones. Pero ¿son funcionales las iniciativas que emplean las instituciones parlamentarias para mejorar la información, el entendimiento y la interacción con los ciudadanos, tomando en consideración que la influencia que tiene el pueblo sobre las deliberaciones parlamentarias es limitada? ¿Cómo se puede involucrar más al público en la labor parlamentaria?
La promesa de una mayor influencia resulta en mayores expectativas
Los parlamentos emplean técnicas cada vez más ingeniosas para ofrecer un mayor acceso y más información, desde consultas populares, capacitaciones sobre su funcionamiento, la transmisión televisiva de las sesiones parlamentarias y los sitios de Internet, hasta programas como “Diputado por un día” y la aplicación móvil oficial “Cámara de Diputados de la Rep. Dom.”, como ocurre en el país. Sin embargo, hasta la fecha aún no se ha determinado hasta qué punto estas estrategias han mejorado la percepción pública del parlamento, han favorecido su comprensión o mejorado los resultados legislativos.
Incluso en los casos en que los parlamentos han intentado evaluar su efectividad, los problemas que están tratando de abordar (el entendimiento y la confianza del pueblo y la manera en que este percibe el parlamento) tienen varias causas. Es probable que el efecto de cualquier estrategia parlamentaria sea solo parcial, por lo que es difícil separar el impacto de una estrategia de acercamiento exitosa del resto de las posibles causas. No obstante, la ausencia de objetivos claros e identificables que sirvan como rasero para la evaluación de dichos programas es un problema persistente (PNUD, 2012).
Según el “Informe Parlamentario Mundial”, los parlamentos se enfrentan a tres presiones esenciales de parte de la ciudadanía:
1) Obtener información e influir en el trabajo parlamentario: Los ciudadanos están buscando obtener cada vez más información e influir en las decisiones; quieren estar presentes, articulan alrededor de temáticas precisas, particulares, se dan a escuchar y quieren tener aún más receptividad.
2) Lograr una mayor rendición de cuentas y receptividad de sus demandas: La ciudadanía quiere que los parlamentarios le informen lo que hacen y cómo trabajan; de allí el surgimiento de organizaciones de monitoreo parlamentario (PMO en inglés). Hoy día existen alrededor de 190 organizaciones de monitoreo parlamentario en el mundo, cifra que se incrementa drásticamente.
3) Obtener servicios y resultados para satisfacer necesidades concretas: Los ciudadanos quieren indicios y resultados concretos para satisfacer necesidades concretas, sobre todo a nivel desagregado de municipios, distritos, circunscripciones, etc.
Se hace necesario establecer mecanismos para la participación de la ciudadanía, rendición de cuentas de parte de las autoridades y mayores espacios de interlocución entre los representantes y sus representados.
“El peligro para muchos parlamentos es que la promesa de una mayor influencia aumente las expectativas del público. El hecho de no cumplir con estas expectativas debilita aún más la fe en el proceso parlamentario” (Informe Parlamentario Mundial: 2).
Diego Antoni, director del Programa de Gobernabilidad Democrática del PNUD, indicó en el seminario “Representación y Comunicación Parlamentaria” (Chile, 2013) que
(…) el parlamento ha perdido representación en la intermediación entre los ciudadanos y las instituciones y las razones se deben a la competencia de otras vías de participación, vías directas, mecanismos de control del estado y también a una ciudadanía más exigente. Una realidad que estaría llevando a las naciones a un mundo “post-parlamentario”. El desafío de estos tiempos para el poder legislativo es adaptar las respuestas institucionales y las herramientas de representación parlamentaria, para conciliar mejor las nuevas demandas sobre todo provenientes del ámbito local con las otras opciones del parlamento (Vila, 2013).
El “Informe Parlamentario Mundial” hace un llamado a los parlamentarios a no “inflar” expectativas, sobre todo en el ámbito local, sino a encontrar soluciones colectivas frente a problemas particulares y tomar en cuenta que la presión del público sobre los parlamentos es mayor que nunca. En los últimos tiempos se ha exigido mayor nivel de responsabilidad de estos en cuanto a sus labores de escrutinio y fiscalización; esto, aunado al desarrollo y uso de las tecnología de las comunicaciones y la saturación de la cobertura mediática de la política han incrementado su visibilidad ante la ciudadanía, lo que genera mayores expectativas del público en cuanto a lo que estos pueden y deben lograr.
La tarea a la que se enfrentan muchos legisladores consiste en manejar las expectativas de su electorado, administrar su propia carga de trabajo y equilibrar sus distintos roles dentro y fuera del parlamento (PNUD, 2012).
Referencias
Cámara de Diputados de Chile, Academia Parlamentaria. (2013). Comunicación y representación parlamentaria, desafíos del Informe Parlamentario Mundial UIP-PNUD. Cuadernillos Hemiciclo, No. 3. Chile: Gráfica Nacional.
Latinobarómetro 2004-2013. Base de datos recuperada de http://www.latinobarometro.org/latContents.jsp
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, (PNUD). (2012). Informe Parlamento Mundial. Dinamarca: Editorial Phoenix Design Aid.
Vila, N. (2013). Naciones Unidas constata crisis de confianza en parlamentarios a nivel global. Chile: Centro Regional de Derechos Humanos y Justicia de Género. Recuperado de http://www.humanas.cl/?author=1&paged=36
Notas
1. Latinobarómetro no presentó base de datos para el año 2012.
2. Latinobarómetro es un estudio de opinión pública que aplica anualmente alrededor de 20,000 entrevistas en 18 países de América Latina representando a más de 600 millones de habitantes. La Corporación Latinobarómetro investiga el desarrollo de la democracia, la economía y la sociedad en su conjunto, usando indicadores de opinión pública que miden actitudes, valores y comportamientos..