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En septiembre, diversos sectores de la opinión pública mostraron su preocupación por la ola de delincuencia y violencia que se desató en ese período, a poco más de un mes de que se designara a un nuevo jefe de la Policía Nacional, el mayor general José Edilio Polanco Gómez, en sustitución del general Rafael Guillermo Guzmán Fermín.

 

 

Leopoldo Artiles Gil
Coordinador Unidad de Políticas Públicas

 

(Santo Domingo, 02 de octubre de 2010). Sectores empresariales, populares, el Cardenal López, el pre candidato del PLD, Danilo Medina, las autoridades congresionales, y hasta el Presidente de la República, en su discurso en la ONU, entre otros, hicieron referencia al problema de la delincuencia y la inseguridad ciudadana, destacándose entre las causas mencionadas de estos fenómenos las siguientes: 1) Papel del narcotráfico: 2) La incidencia de la impunidad; 3) El alto número de armas de fuego poseído por la población, y 4) Los determinantes económicos y sociales de la delincuencia.

Pero la inseguridad ciudadana, al juzgar por la incidencia de la delincuencia y los homicidios, ha estado presente durante todo el año, pues según la Procuraduría General de la República (PGR), el primer semestre de 2010 dejó un saldo de 1,197 muertes violentas, entre ellas 386 ligadas directamente con la delincuencia y 117 feminicidios. Estos hechos violentos aumentaron a una tasa de 24.22 por cada 100,000 habitantes, en comparación con los 1,140 casos de igual período del 2009 (Diario Libre, 15 de septiembre de 2010, http://www.diariolibre.com/noticias_det.php?id=260945).

Esta es la razón por la cual se puede argumentar que la percepción de la intensidad del fenómeno de la delincuencia puede estar condicionada por factores diferentes a su magnitud expresada en indicadores cuantitativos. De ahí que el Ministro de Interior y Policía, Dr. Franklin Almeyda, haya expresado la opinión de que, a pesar de que la percepción pública de la ola de delincuencia puede dar lugar a la impresión de que ésta ha aumentado o de que el país es uno de los que más intensamente sufre de este mal, República Dominicana todavía se coloca entre los países del hemisferio con una tasa de homicidios no muy alta, en razón de que hasta agosto de este año se registraban 23 homicidios por cada 100,000 habitantes. Como se puede comprobar, esta es una tasa muy semejante a la reportada por Procuraduría General de la República en el primer semestre del año (El Nacional, 27 de septiembre 2010, http://www.elnacional.com.do/nacional/2010/9/27/61737/Aseguran-RD-tiene-bajo-indice-crimenes-en-region.) Esta declaración produjo una serie de reacciones contrarias al argumento del Ministro en los medios de comunicación, tanto por parte de los editorialistas como por personalidades cuya opinión fue recogida por los mismos.

Lo cierto es que, bien sea porque la percepción del fenómeno esté sujeta a ciclos de la agenda pública de los medios de comunicación masivos, o por cualquier otra causa, la relevancia que en términos de opinión cobró esta percepción de empeoramiento del estado de la seguridad ciudadana se evidencia en el hecho de que varios periódicos de circulación nacional no sólo publicaron numerosos reportajes sobre el fenómeno, sino que también editorializaron sobre el mismo, enfocando diversos ángulos del problema.

El examen de las páginas editoriales de algunos de los principales periódicos dominicanos en los últimos días de septiembre ofrece una indicación significativa de esto. Por ejemplo, el periódico HOY (26 de septiembre, http://www.hoy.com.do/editorial/2010/9/26/343577/Por-mas-y-mejor-educacion), bajo el encabezado “Impunidad y reincidencia”, observó que sorprendía “el número de delincuentes capturados o muertos en enfrentamientos con la autoridad que son reincidentes en actos reñidos con la ley” (subrayado nuestro). A seguidas, se argumentaba que esto ponía en tela de juicio el rol de las instancias que debían garantizar el castigo del delito, tales como el Ministerio Público y la Policía Nacional.

Por su parte, El Nuevo Diario, en su editorial del mismo día, bajo el encabezado “Prestar atención”, señaló las declaraciones del jefe de la Policía Nacional y del viceministro de Salud Pública y encargado de Medicina Forense, Sergio Sarita Valdez, de que el 70% de las muertes en el país son violentas y producto del narcotráfico, sumado al hecho de que, según el último, el 80% de esas muertes son de jóvenes entre los 17 y 29 años (http://elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=214906).

Sobre el mismo punto, el siguiente día (27 de septiembre), el Listín Diario también emitió una opinión editorial, bajo el encabezado “La magnitud de la violencia”, destacando la declaración del Dr. Sarita Valdez en torno a las edades de la mayoría de los muertos a consecuencia de la violencia. El editorialista reconoció los esfuerzos que ha hecho el gobierno, con el Plan de Seguridad Democrática, pero ante la evidencia, agregó, de que la delincuencia sigue ganando terreno, se precisa establecer un plan de prevención sistemática con una policía más tecnificada y mejor remunerada. (http://www.listin.com.do/editorial/2010/9/27/160492/La-magnitud-de-la-violencia).

Ese mismo día, el Listín Diario hizo mención en su editorial a la incidencia del narcotráfico en la criminalidad, haciendo alusión a las referencias hechas por el presidente Fernández Reyna a este fenómeno, en su discurso en la Organización de las Naciones Unidas, y el 29 trató en su página editorial el acuerdo al que llegaron la Procuraduría General, la Policía Nacional y la DNCD, para acordar acciones conjuntas para enfrentar al crimen organizado y al narcotráfico. (http://www.listindiario.com.do/editorial/2010/9/27/160398/Solucion-global-a-una-amenaza-universal, http://www.listindiario.com.do/editorial/2010/9/28/160641/Un-plan-contra-el-crimen).

Todavía el día 28, el periódico HOY hacía referencia a las declaraciones del Dr. Sarita Valdez, con el encabezado “Sitiados por la violencia” (http://www.hoy.com.do/editorial/2010/9/28/343869/Sitiados-por-la-delincuencia), señalando que las informaciones ofrecidas por el patólogo estaban más allá de la percepción, y en aparente alusión a las declaraciones del Ministro de Interior y Policía, afirmó que el país no puede distraerse en hacer comparaciones de índices de criminalidad entre países del área, ni conformarse con declaraciones de incompetencia para preservar la seguridad ciudadana. En ese mismo editorial, el diario matutino informaba sobre la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Democrática, convocada por el presidente Leonel Fernández para cuando regrese de su gira por el exterior. También mencionó la reunión del día anterior del procurador general Radhamés Jiménez Peña con los fiscales del país, el jefe de la Policía Nacional y el presidente de la DNCD, para coordinar estrategias contra la delincuencia.

El Diario Libre, en una de sus notas editoriales, el 29 de septiembre, bajo el encabezado “Violencia y fuga”, disputó la posición de la percepción versus realidad, destacando que el problema de la violencia y la delincuencia no es percepción, sino que vivimos un aumento de la violencia. (http://www.diariolibre.com/noticias_det.php?id=262395), y en la misma tesitura se manifestaba ese día El Nuevo Diario, con el encabezado “No imitemos al avestruz”. (http://elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=215194)

En otra tónica, el día anterior, 28 de septiembre, en El Nuevo Diario, el editorial consistió en una reflexión cuyo contenido se expresaba inequívocamente en su breve título: “Crueldad criminal”. Persio Maldonado, director de ese periódico, declaró que sorprende cómo la sociedad dominicana parece haber llegado a un punto en el cual la crueldad parece haber sido aceptada como algo natural. “Al parecer, matar se nos ha hecho más natural, casi una necesidad de supervivencia”, dice, y agrega: “Es como si todos los conflictos tuvieran sólo la muerte como única salida”. Quizás esta fuera la conclusión más dura expresada en un editorial en el final de septiembre (http://elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=215055). Ante reflexiones como ésta, cabe preguntarse si la población dominicana está ya experimentando niveles significativos de “desensibilización” con respecto a la violencia, tal y como lo registran investigaciones que se han hecho en otros países sobre los efectos que puede tener en individuos y poblaciones la constante exposición a actos de violencia, sean estos testimoniados directamente o vistos en su representación mediática.

Hubo, al final de mes, unos eventos que vinieron a manifestar una suerte de comprobación del nivel de preocupación real por la situación de la violencia en un plano institucional y político, cuando el Congreso Nacional, atendiendo a un llamado de su Comisión de Interior y Policía y Seguridad Ciudadana, y evidentemente motivado por la percepción de que el país estaba bajo una escalada de la delincuencia, invitó a los jefes de la PN, mayor general José Armando Polanco Gómez, y de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), mayor general José Aníbal Sanz Jiminián, a un conversatorio para conocer y discutir estrategias que contribuyan a enfrentar y frenar la delincuencia. Dicho diálogo se concretó el día 30 de septiembre. Al mismo tiempo, el secretario de la presidencia, César Pina Toribio, anunciaba que el presidente Fernández convocaría pronto el Consejo de Seguridad para readecuar las medidas en busca de reducir la criminalidad. (http://www.diariolibre.com/noticias_det.php?id=262466).

En conclusión, el examen de las noticias y los editoriales de los medios masivos impresos durante en los días finales de septiembre revela la existencia de una percepción ampliamente compartida por amplios segmentos de la opinión pública, y posiblemente de la población en general, de que independientemente de lo que digan las cifras, la delincuencia y la violencia han alcanzado un punto de gravedad tal que se necesita de una línea de acción pública enérgica y coherente para contenerla, y evitar que en el país se produzca la reedición de lo que acontece y ha acontecido en naciones cercanas con respecto a la delincuencia, la violencia y la incidencia del narcotráfico.