Nuevamente, en República Dominicana se origina un fuerte debate en torno a las políticas y procedimientos que garantizan la protección del consumidor y el cumplimiento de las normas y sistemas de calidad. El Instituto Nacional de Protección a los Derechos del Consumidor (Pro Consumidor) dio a conocer un estudio mediante el cual se realizaron análisis a muestras de diferentes tipos de salamis que se fabrican en el país. El análisis se hizo en dos laboratorios distintos.
Autora:
Katherine Then Díaz
(Santo Domingo, 26 de julio 2012). Los resultados arrojaron que en el 97% de las muestras, el contenido de proteína estaba por debajo del límite establecido, que es un mínimo de un 16%. Asimismo, en un 15% de las muestras analizadas se detectaron coliformes fecales (bacilo Escherichia coli). Respecto a la elaboración del salami, la norma dominicana establece que la calidad del producto debe estar libre de cualquier microorganismo. Norma que se hace extensiva a cualquier otro embutido y alimento.
Esta información ha generado graves cuestionamientos referentes al sistema de supervisión sanitaria del país. Se entiende que los resultados evidencian las deficiencias de las autoridades que tienen la obligación de vigilar las condiciones sanitarias de los alimentos industrializados que consume la población. El salami, al igual que la carne de pollo, también puede ser considerado un artículo principal dentro de la canasta familiar dominicana.
Los inconvenientes que puedan generarse en su producción y comercialización, afectan de manera significativa a los hogares perceptores de menores ingresos. De hecho, el salami ocupa el quinto lugar dentro de los artículos de mayor ponderación en el grupo Alimentos y Bebidas no Alcohólicas de la canasta nacional promedio de bienes y servicios.