En el país continúan con el festival de creación de nuevas demarcaciones territoriales. En los últimos diez años, en el país se han creado ya 53 municipios y 114 distritos municipales (167, en total).

Serafino de la Cruz
Coordinador 

(Santo Domingo, 28 de julio de 2011). La mayoría de esas divisiones (94) se hizo de 2002 a 2006.¹

En la agenda de la Comisión Permanente de Asuntos Municipales de la Cámara de Diputados hay 43 nuevos proyectos de ley. Estos buscan cambiar de categoría a la misma cantidad de demarcaciones de diferentes regiones del país. En las solicitudes de aprobación, los diputados y diputadas esgrimen “el derecho que tienen todos los pueblos al desarrollo”.² El congresista Manuel Díaz, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cree que, en su mayoría, los proyectos buscan controlar políticamente campitos y callejones que no cuentan con las características necesarias para cambiar de nivel.

La práctica, asegura, demuestra que los distritos y municipios terminan como cacicazgos o aldeas controladas por los legisladores. De su lado, Tirso Mejía Ricart, ex director del Consejo Nacional de Reforma del Estado (CONARE), explicó que antes de producirse la división del Distrito, en 2001, en el país había 138 municipios y alrededor de 100 distritos municipales. Hoy existen en República Dominicana 31 provincias, un Distrito Nacional, 155 municipios y 229 distritos municipales.

En la sesión extraordinaria del martes 26 de julio, los diputados convirtieron la sección de Barranca, de La Vega, en distrito municipal. Lo mismo hicieron con la sección Abreu, de María Trinidad Sánchez. En Santiago, la sección Las Cabuyas pasó a ser distrito municipal, y el distrito municipal La Canela fue elevado a municipio. Los proyectos fueron presentados por diputados del PRD y el PLD. Tendrán que ser aprobados en el Senado, para convertirse en leyes.

Ante esta situación, el presidente de la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU), Félix Rodríguez, solicitó ayer la detención de todos los proyectos de ley que pretendan crear nuevos distritos municipales y municipios. Consideró que las iniciativas congresuales sólo servirán para aumentar el aparato burocrático de las provincias. Además, estas disminuirían la eficiencia de las administraciones que ya existen. El presidente de FEDOMU recordó que, a la fecha, todos los cabildos del país se desenvuelven con serios problemas presupuestarios.³

En el editorial de Diario Libre del 28 de los corrientes, se expresa lo siguiente:

“Que se creen municipios y distritos municipales no es malo en sí mismo. Es más, podría ser saludable, si las creaciones son el resultado del progreso en todos los órdenes de las comunidades. Lo que es cuestionable y violatorio de la ley y la Constitución, es la actitud de algunos legisladores de crear nuevas entidades municipales sin el estudio correspondiente.

Los municipios debieran ser una de las primeras escuelas de democracia, pero en nuestro país, desde su creación, se convierten en botín de los políticos que los promueven para engrosar el número de empleos que pueden repartir, y en el camino, reproducir las peores prácticas del accionar político nuestro. Sean bienvenidas todas las comunidades que merezcan ver reconocido su crecimiento y progreso, pero al mismo tiempo, el Poder Ejecutivo debe observar las leyes que crean municipios y distritos municipales inorgánicos. Paremos esa sangría.⁴

Asimismo, este periódico, en su columna “De Buena Tinta” del mismo día, dice:

“Hubo un tiempo muy lejano en que la nómina pública no era problema, y cuando el gobierno necesitaba dinero y no había en las arcas, recurría a los inorgánicos. Ahora no pueden emitirse inorgánicos, entre otras razones porque el Fondo lo prohíbe, a pesar de que los costos son mayores y los recursos no alcanzan para hacer inversiones. Esta es una verdad sabida por el hombre de la calle, pero más por quienes ocupan los poderes públicos. Sin embargo, unos demandan y otros consienten, sin darse cuenta de que agravan la situación. Incluso, sin necesidad. Ese es el caso, por ejemplo, de crear nuevos distritos y municipios, con lo que no sólo se hace más grande el Estado, sino que se cargan sus finanzas. Lo peor es que este abuso es la única forma que conocen los legisladores de hacerse los graciosos con sus comunidades de votantes.⁵