Al igual que en otros países latinoamericanos, los movimientos sociales en República Dominicana son la manifestación de la necesidad de cambios y cumplimientos de los reclamos de numerosos sectores de la población. Los movimientos sociales se expresan mediante la protesta social.
Dilenia Medina
Coordinadora
Colaboradores
Modesto de la Rosa y Yamil Vargas
INTRODUCCIÓN
La protesta muestra dos caras: la violenta y la pacífica, como modos relevantes de lograr sus reivindicaciones. Los nuevos movimientos sociales dan origen a nuevas y novedosas estrategias que excluyen la agresividad de épocas pasadas para la consecución de sus fines. Cabe preguntarse si la crisis provoca una regresión a la agresividad de las formas de las viejas protestas. La pregunta sería si las tácticas pacificas tienen la efectividad deseada.
Ciertamente, existen muchas organizaciones que posiblemente no responden a la definición de “movimiento social” propiamente dicho. Sin embargo, contribuyen en áreas sociales como salud, educación, desarrollo, vivienda. Estas organizaciones responden a la sociedad civil organizada, dados sus aportes, mediante la interrelación con otros actores interinstitucionales. Ejemplo el Estado, las instituciones y el sistema político.
DESARROLLO
1. Marco teórico
En este trabajo se asumen los movimientos sociales (MS) como parte de la sociedad civil. No obstante es relevante aclarar que la definición del concepto sigue siendo objeto de debate teórico. En tal sentido, Gohn (1997, p. 343) plantea:
…Nunca habrá una teoría completamente lista y acabada sobre ellos. Se trata de una característica del propio objeto de estudio. Los movimientos son fluidos, fragmentados, atravesados por otros procesos sociales. Como en una tela de araña ellos tejen redes que se quiebran fácilmente, dada su fragilidad; como las ondas del mar que van y vuelven ellos construyen ciclos en la historia, por momentos delineando fenómenos bien configurados, por momentos saliendo del escenario y permaneciendo en las sombras y penumbras, como niebla fluctuante. Pero siempre presentes…
Sin embargo, los nexos que se establecen obedecen a intereses y objetivos comunes de los cuales emergen grupos organizados que perviven en el tiempo y conducen a generar diferentes acciones colectivas. En tal sentido, Pereyra (2008) aduce:
Es la forma de darle entidad a un conjunto de vínculos que se extienden en el tiempo y que pueden incluir o derivar en la creación de organizaciones, redes y en el desarrollo de diversos tipos de acción colectiva (campañas, protestas etc.).
Asimismo, el tema de la conflictividad está ligado a la protesta social. En este contexto el conflicto posibilitaría generar condiciones de ingobernabilidad dependiendo de la intensidad de la protesta. No hay que olvidar que el conflicto constituye un factor primordial en la dinámica de las sociedades. Simmel (2006) dice que el conflicto se manifiesta en la interacción entre el individuo y la sociedad. Relación que se vivencia cuando la sociedad es un todo en el cual el individuo ejerce una función y un rol específico.
A estos fines, De la Cuadra (2009) argumenta:
Es decir, el conflicto posee un carácter socializador en la medida en que establece un vínculo entre el individuo y la sociedad y también estimula las relaciones sociales entre los diversos oponentes, sean individuos o colectividades. En su devenir, las partes desarrollan reglas de conducta y formas de expresión de sus divergencias, en un marco que establece límites sociales al uso de la violencia extrema, evitando de esta manera que tal violencia sea aplicada con la finalidad de destruir moral, psicológica o físicamente al contrario.
Es evidente que los actores políticos en algunos casos no aprecian la relevancia de los movimientos sociales en la construcción democrática. No perciben la significación del conflicto en las relaciones sociales y en la dinámica interna de un país. Es importante relevar la movilización como un proceso de interacción conflictiva.(Pereyra 2009).
Asimismo, De la Cuadra (2009) explica, refiriéndose al caso chileno:
Muchos gobiernos que son declaradamente fieles partidarios del régimen democrático, asientan sus respectivos proyectos en alianzas intersectoriales que disminuyen los conflictos de forma tal que puedan dar continuidad tanto a los gobiernos como a sus estrategias de desarrollo. De acuerdo al discurso oficial, la reducción de conflictos mediante la concertación social es fundamental como indicador de gobernabilidad y de disminución del riesgo país, condición necesaria para la recepción de capitales extranjeros, así como de la propia inversión interna emprendida por el empresariado nacional
De la Cuadra (2009) expresa la necesidad de establecer formas de disminución de los conflictos a través de alianzas. Asimismo, tipifica el conflicto del siguiente modo:
a) Conflictos de carácter sectorial: aquellos que se vinculan con los diversos ámbitos de la actividad social sectorial, como la educación, salud, habitación y equipamiento, previsión, transporte.
b) Conflictos laborales: huelgas, paralizaciones, paseatas y movilizaciones de sindicatos.
c) Conflictos étnicos: luchas por la tierra y por mayor autonomía de las comunidades, pueblos originarios y etnias.
d) Conflictos socio-ambientales: protestas por el uso del patrimonio natural y por las concesiones otorgadas por el Estado para la explotación de los recursos naturales por parte de empresas privadas.
Sin embargo, la protesta sindical ubicada en las formas tradicionales de la movilización social ha dado paso a nuevas formas de la misma. Específicamente, las movilizaciones de los pobladores urbanos y las protestas vecinales. Fenómeno que da lugar al surgimiento de nuevos actores colectivos, por ejemplo, el movimiento del 4% en el país en 2011.
Asimismo, la organización varía hacia formas más deliberativas, en sustitución de las acostumbradas verticales. Por igual, la protesta se muestra como un modelo de acción que posibilita la defensa del interés: “con una dimensión ética de reivindicación de justicia” (Pereyra, 2009).
Los movimientos sociales que se expresan violentamente, de acuerdo a Montesino (2008), presentan características comunes:
(a) tienden a no son reconocidos por el Estado, al menos en lo legal o formal;
(b) sus sistemas de financiamiento tienden a ser informales o ilegales;
(c) suelen soportar grandes sacrificios en términos de pérdidas de vidas humanas y heridos de gravedad;
(d) han provocado graves daños a la sociedad por pérdida de vidas humanas y destrozos;
(e) los objetivos de estos movimientos, es decir los beneficios esperados por sus integrantes o por la sociedad según la época o momento histórico, se alcanzan de manera parcial o simplemente no se logran; y
(f) en general, los objetivos que han perseguido se pueden conseguir a través de una vía alternativa pacífica.
Más adelante, se verá si estas características se presentan en el contexto dominicano.
2. Caso dominicano
Las demandas de la población produjeron 385 protestas sociales durante el año 2010. Las manifestaciones de protesta se incrementaron, por la agudización de la crisis económica mundial, elemento externo que repercute en el país. Situación que se manifiesta en los altos precios del petróleo y que influyen negativamente en los precios de los productos básicos y los servicios. Las condiciones de asimetría e inequidad se reflejan en las regiones donde mayor número de movilizaciones se producen. Excepto la provincia Elías Piña la más pobre del país[1].
Se observa un aumento proporcional de las protestas respecto al segundo semestre del año 2009. (Medina, 2010)[2]. Este aumento obedece a la conflictividad social por las demandas recurrentes y no satisfechas, elemento que se observa a lo interno del país. Tal como se expresó en un trabajo anterior.
El Cuadro No. 1 muestra la distribución de las protestas durante el año 2010. Al desglosar los datos por región se observa que la mayor cantidad de protestas se produjo en la Región Sur con 156, para un 40.51%. Le sigue la Región Norte con 106, asumiendo el 27.53%. El número para Santo Domingo fue de 68, significando un 17.66%. El último lugar lo ocupa la Región Este con 55, con un porcentaje de 14.28%. (Ver mapa siguiente).
Las variadas luchas sociales que se produjeron durante el año 2009 ocurrieron en el ámbito económico, político y social. Consecuencia de las reiteradas demandas no resueltas y los problemas estructurales no abordados. Esta situación provoca la agudización de las manifestaciones (Nardaccione, 2005).
Igualmente, se muestra la relación entre las protestas y el espacio público. Este se visualiza como centro de apropiación de las poblaciones para la realización de las manifestaciones. Sin embargo, existen dos elementos relevantes, en el ámbito de la vecindad: la fragmentación y la necesidad de generalizar la protesta.
Se confirma que el asentamiento territorial es un elemento principal de la protesta: barrios, comunidades urbanas y rurales. Puede manifestarse lejos del centro de poder político. No obstante, su incidencia puede extenderse a otros espacios territoriales.
Igualmente, se muestra la relación entre las protestas y el espacio público. Este se visualiza como centro de apropiación de las poblaciones para la realización de las manifestaciones. Sin embargo, existen dos elementos relevantes, en el ámbito de la vecindad: la fragmentación y la necesidad de generalizar la protesta.
Se confirma que el asentamiento territorial es un elemento principal de la protesta: barrios, comunidades urbanas y rurales. Puede manifestarse lejos del centro de poder político. No obstante, su incidencia puede extenderse a otros espacios territoriales.
[1]Dato obtenido de Pobreza Monetaria, 2010. MEPyD.
[2]Esto puede verse en el trabajo Movimiento social: Entre demandas, conflicto social y protestas.2010.
Respecto a las manifestaciones en las regiones, siguiendo la idea de Sanchís (2004, p. 8) acerca de la territorialidad, existe una identificación de los actores - en tanto su condición de excluidos - con relación a los diversos reclamos. Asimismo, la ocupación del espacio público en el medio urbano (aceras, calles, barrios) y en el entorno suburbano y rural (carreteras y autopistas).
Se percibe, entonces, que en los barrios de la Zona Norte de la ciudad de Santo Domingo se produce un sentimiento de solidaridad. El hecho de compartir intereses y demandas comunes conlleva al fortalecimiento de los lazos identitarios en términos socioculturales, elemento que los diferencia de otros sectores socioeconómicos (Medina, 2010).
3. Protestas por provincias República Dominicana
En el ámbito provincial, en el caso específico de la protesta vecinal, los pobladores desarrollan mecanismos particulares para lograr sus reclamos. Los movimientos sociales se circunscriben a un modelo de acción colectiva. Su objetivo es incidir positivamente en los sistemas instituidos para defensa de los derechos colectivos de una comunidad (García Linera, 2005).
Al desglosar las regiones por provincias, los datos son reveladores: el Gran Santo Domingo mantiene la primacía, en cuanto al número de protestas realizadas. Estas se elevan a 68, para un 17.7% del total. En un cercano segundo lugar se coloca Santiago con 64, para un 16.6%. En tercer lugar se sitúa Barahona con 58, asumiendo el 15.1%. En estas tres provincias el número de protestas suman 190. Su porcentaje conjunto es de 47.7, o sea, aproximadamente la mitad de las manifestaciones de todo el país.
En las provincias Bahoruco y San Pedro de Macorís aminora el número de manifestaciones, produciéndose 25 y 22 en cada una. Sus porcentajes son de 6.5 y 5.7 respectivamente. Llama la atención que en Elías Piña, Santiago Rodríguez y Samaná solo se produjo una manifestación en cada una
Asimismo, en El Seibo, María Trinidad Sánchez, Monte Cristi y Monte Plata se efectuaron dos en cada una. Sería importante indagar por qué en Elías Piña (provincia más pobre del país), Monte Plata y El Seibo hubo un número tan exiguo de protestas. En tanto en Bahoruco, ubicado también en la categoría de pobreza, se realizaron 25 protestas. Sin embargo, en Samaná, situado en la línea media, sólo ocurrieron dos.
La representación del mapa B muestra la mayor intensidad de las protestas según la intensidad de los colores. A los colores más oscuro corresponde mayor intensidad de protestas, mientras a los más claros corresponde menor intensidad. Al observar el aumento de las protestas se sostiene la relación existente entre la crisis económica y la movilización social. Se verifica que la cantidad de manifestaciones se intensifica en la medida en que aumenta la crisis económica y social. Asimismo, se resalta que “la intensidad de la protesta se “mueve” territorialmente. Es decir, se propaga de una a otra zona, lo que contribuye a elevar los niveles de conflicto”. (Medina, 2010).
4. Las protestas realizadas por mes
Respecto a las movilizaciones ocurridas cada mes del año 2010, la mayor cantidad se produjo en noviembre. Es el mes en que se observa el punto con el pico más alto, con 64, para un 16.9%. Continúa el mes de octubre con 50 manifestaciones, con un porcentaje de 13.0%. Así mismo, el mes de diciembre ocupa el tercer lugar
con 44 protestas, significando un 11.42%. Estos tres meses suman 159 manifestaciones, para el 41.30 % del total, más de la tercera parte de la cantidad producida.
Existe la posibilidad de que los costos de la apertura de clases en septiembre, contribuyeran a empeorar la situación económica de la población en octubre y noviembre. El número de manifestaciones va aumentando gradualmente. No obstante, la regalía pascual reaviva la economía y disminuyen las movilizaciones para diciembre.
Cabe resaltar que en los 9 meses restantes se produjeron 226, para un 58.70%. Llama la atención que al iniciar el año solo se efectuaron 4 protestas. Es decir, en enero alcanzan el pico más bajo. A partir de febrero se incrementan las movilizaciones hasta alcanzar a 28 en marzo con fluctuaciones en los demás meses. El Gráfico No 3 muestra las fluctuaciones ocurridas durante el año.
El pico de las protestas de 65 en noviembre baja en diciembre a 44. Se percibe que puede deberse a las fiestas navideñas.
5. Cantidad de demandas por tipo
Los pobladores urbanos y las comunidades siguen siendo los principales actores de la protesta social. Fenómeno que se verifica tanto en zonas urbanas, como semi-urbanas y rurales. Los reclamos se centraron en obras físicas: (carreteras, calles, aceras, contenes y puentes) y la electricidad (apagones y costo de la factura).
Las mayores manifestaciones se produjeron en demandas por infraestructura, con un número de 91 y energía eléctrica con 82, para un 23.70% y 21.35% respectivamente. Al sumar ambas se tienen 173 con un porciento de 45.05. Porcentaje que equivale aproximadamente a la mitad de las demandas. En el renglón de agua potable y alcantarillado ocurrieron 29, para un 7.55%. Destaca el surgimiento de un nuevo movimiento: el relativo al cumplimiento del 4% del presupuesto nacional para la educación. El grupo realizó 22 protestas, para un 5.0%. Este es un fenómeno interesante porque sus movilizaciones iniciaron a finales de octubre. Es interesante lo rápido que se desarrolló el movimiento. Es decir, en dos meses asumieron casi el 6% de todas las manifestaciones.
El próximo lugar lo ocupa el pago a salarios, con 15 protestas, lo que significa un 3.91%. De ahí en adelante, el tipo de demanda fue disminuyendo. (ver Cuadro No 4 y Gráfico No 4.
El Cuadro No 4 aporta los diferentes tipos de demandas. Demandas que generan los conflictos que dan lugar a la protesta social. La Tabla No 1 presenta los conflictos en el país, de acuerdo a las categorías esbozadas por De la Cuadra.
Los conflictos laborales se presentan con más variedad, aunque los sectoriales se producen con mayor intensidad. A la tipificación de De la Cuadra se agregó la variable Otros dentro de la cual se incluyen los reclamos de seguridad ciudadana y legales. En esta categoría se ubicaron diversas manifestaciones que no caben dentro de la clasificación mencionada.
En loreferente a conflictos étnicos, el autor coloca la autonomía de las comunidades originarias de Latinoamérica y el derecho a la tierra. En este trabajo, en esta variable se sitúan los conflictos relativos a la tierra en el país.
6. Repertorio de la protesta: La acción colectiva
Los cambios societales del mundo actual implican transformaciones en la forma de expresión de la protesta. Fenómeno que se manifiesta en la diversidad de la misma y que no escapa a la realidad dominicana. Los cambios socioeconómicos incitan la creatividad de los actores involucrados. Así, en los modos que asume la protesta social se presentan las formas tradicionales con las nuevas y también se combinan ambas.
El repertorio de la acción colectiva durante el año 2010 en el país, exhibe formatos heterogéneos. Se diversifican las manifestaciones de protesta, poniendo de relieve la creatividad e imaginación de las comunidades. Estos formatos se expresan en: marchas, piquetes, huelgas, vigilias, etc. Tal como muestra el Cuadro No 5. (Ver también ANEXO).
Las viejas estrategias utilizadas por las organizaciones y comunidades no han resultado eficaces para conseguir el cumplimiento de las demandas. A pesar de esto asumen el 26% del total.
La protesta social es el instrumento no institucional para los actores cuya participación en la toma de decisiones no es relevante. Es importante destacar que las transformaciones sociales obligan a los actores a renovar las estrategias. Esto origina nuevos actores y nuevos roles en la acción colectiva.
En el ámbito nacional para el año 2010, las manifestaciones violentas ocupan el 28.24%. Le siguen las marchas pacíficas con un 28 %. La suma de ambos porcentajes da por resultado el 56.24%, lo que significa más de la mitad del repertorio.
En tercer lugar se sitúan los piquetes con un 10.50% y en el cuarto las vigilias con 7.03%. Continúan los paros de transporte con 6.80% y los paros de actividades con 5.08%. A partir de aquí los porcentajes de la acción colectiva van disminuyendo gradualmente y no son significativos.
Sin embargo, llaman la atención las nuevas modalidades expresadas, por ejemplo, surfistas desnudos. Al repertorio se agregan diversos símbolos, entre ellos destaca el color amarillo. Es la simbología que representa la exigencia del 4% y que se manifiesta con sombrillas, camisetas, gorras, botones, stickers. En otros casos, se utilizan bizcochos de cumpleaños, cruces y ataúdes. En el caso de la protesta médica se utiliza la vestimenta y paraguas negros.
Conclusión
Es interesante la persistencia exhibida por los actores de la protesta social y la legitimidad de sus demandas. Hecho que cuestiona la eficacia gubernamental para buscar soluciones-alternativas a los reclamos de la población. En la medida en que estos no se resuelven crecen y se originan nuevas demandas sociales.
Los políticos no entienden la relevancia de la participación de los grupos de la sociedad civil en la canalización de los conflictos. Las ONG juegan un importante rol en la lucha contra la pobreza. Ellas contribuyen con las intervenciones que realizan en diferentes áreas: Salud, educación, vivienda, desarrollo comunitario, etc.[1]
[1] Ver la asignación del Presupuesto Nacional a las distintas ONG a través de los ministerios de Estado.
Efectivamente, siguiendo a Montesino, movimientos como el FALPO, carecen de reconocimiento por parte del Estado. Su financiamiento responde a canalizaciones informales. Ciertamente, los paros y huelgas auspiciados por la organización han dejado personas muertas y heridas. Las paralizaciones dejan grandes pérdidas en términos económicos.
Asimismo, los objetivos perseguidos difícilmente se logran, es más viable la consecución de sus fines por medios pacíficos. Aunque en el país las manifestaciones se combinan en ambas vías como mecanismo de lucha.
BIBLIOGRAFÍA
Fuente primaria
Monitoreo sistemático de la prensa impresa y digital de las protestas registradas.
Fuentes secundarias
De la Cuadra, F. (2009). Movimientos sociales, protestas y democracia. Centro Tricontinental, CETRI.Extraido el 3 de febrero de 2011 desde http://www.cetri.be/spip.php?article1368
García Linera, A.; Chávez León, M; Costas Monje, P. (2008) Sociología de los movimientos sociales en Bolivia. Estructuras de movilización, repertorios culturales y acción política (3 ed.). La Paz: Plural Editores.
Gohn, M. Da G. (2007). Teorias dos movimientos sociais. Paradigmas clássico y contemporâneos. 6ª Ed. 2007. São Paulo: Edições Loyola.
MontesinoJerez, J.L. (2008). Movimientos sociales violentos y pacíficos en América Latina. El impacto de sus protestas y propuestas en el bienestar social a la luz de la experiencia histórica reciente. En: Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 97, mayo. Obtenido el 3 de febrero de 2011 desde http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/la/
Medina, D. (2010). Movimiento social: Entre demandas, conflicto social y protestas. El caso de República Dominicana. Observatorio Político Dominicano (OPD) FUNGLODE.
Nardacchione, G. (2005). La paradoja de las protestas vecinales bajo el menemismo: ¿cómo generalizar la protesta para defender lo propio? En: Schuster, F.; Nardacchione, G., Pereyra, S. y Naishtat, F. (comps). Tomar la palabra. Estudios sobre protesta social y acción colectiva en la Argentina contemporánea. Buenos Aires: Prometeo.
Pereyra, S. (2009). Protesta social y espacio público: un balance crítico. Ensemble. Revista Electrónica de la Casa Argentina en Paris. Año 3-Número 5, 6 de junio. Extraído el 5 de febrero de 2011 en el 5 de mayo de 2011 desde http://ensemble.educ.ar/wp-content/uploads/2009/06/6-spereyra_dossier_protesta-social-y-espacio-publico.pdf
Wagner, L.S. (2011) Problemas Ambientales y Conflicto Social en Argentina: Movimientos socio-ambientales en Mendoza. La defensa del agua y el rechazo a la megaminería en los inicios del Siglo XXI. Edición electrónica gratuita. Obtenido el 5 de mayo de 2011 desde www.eumed.net/tesis/2011/lsw/
ANEXO