Esta es la segunda parte de la entrevista al doctor Onofre Rojas, dirigente político y director ejecutivo la Comisión para la Reforma y Modernización del Estado (COPRYME) en el período 1996-2000. En ese período la institución elaboró, junto a diferentes sectores, el proyecto de ley de partidos que ha servido como esquema inicial a los que hasta la actualidad están en discusión.
Entrevista a Onofre Rojas
(Segunda parte)
Omar Alejandro Pérez
Coordinador Unidad de Partidos Políticos
En esta segunda parte, el doctor Rojas responde a preguntas orientas principalmente a su condición de líder político y pone el acento en las inequidades del sistema político y electoral, haciendo énfasis en que la misión es encontrar el equilibrio entre límites necesarios y la protección del pluralismo que permita a la ciudadanía contar con opciones.
En ese sentido, se abordan los temas de reconocimiento y extinción de la personalidad jurídica de los partidos, el transfuguismo y la titularidad de los cargos de elección popular, el voto preferencial y la reserva de candidaturas por parte de los partidos, el financiamiento político y, por último, la democracia interna en cuanto a la renovación de autoridades y la celebración de primarias.
Como sabe, uno de los temas más debatidos es el de la cantidad de inscritos al partido -firmas en la realidad- que se necesitan para el reconocimiento de una organización política y los umbrales de votación exigidos para mantener esa personería. Actualmente se establece un 2 % en cada caso. ¿Considera que los umbrales deberían mantenerse igual?
OR.Sí. La experiencia dice que si nosotros queremos promover una cierta pluralidad en el sistema político hay que ser bastante flexibles en esa materia. En la actualidad, el sistema político dominicano es un sistema fundamentalmente controlado por dos partidos políticos.
Esto normalmente fue lo que pasó en la última experiencia que tuvimos [elecciones del 20 de mayo de 2012]. Pero lo que ha venido pasando se debe, en cierta medida, a que las fuerzas, vamos a decir preponderantes, han creado en el sistema electoral un proceso de polarización. En la medida que las elecciones se polarizan, las fuerzas emergentes tienen mucha menor posibilidad. Si tú le subes mucho la barra a esas fuerzas es evidente que esas fuerzas van a quedar descartadas de la posibilidad de la participación electoral. Creo que en este sentido hay que mantener un cierto nivel de flexibilidad que estimule a que puedan existir nuevas corrientes políticas y que se pueda mantener una cierta pluralidad porque si no, la tendencia natural será concentrar mucho más el poder político en los partidos que son hegemónicos hoy en día.
¿Cree que la representación municipal no debe ser aval para mantener el reconocimiento como estipula el proyecto de ley de partidos de la Junta Central Electoral?
OR.Yo creo que eso en cierta medida también tiende a eliminar la posibilidad de opciones. Dadas las circunstancias en que hoy tenemos el cuadro político en República Dominicana, creo que de alguna manera se debe ser flexible para dar la posibilidad a que los partidos se mantengan.
Claro, no es que no haya reglas, pues hay que tener unas reglas básicas, dado que es evidente que hay agrupaciones políticas, organizaciones políticas que evidentemente no tienen una vocación real de existir como organizaciones con planteamientos propios o vocación de crear alternativas. Ciertamente, esas fuerzas que tienen un espíritu y una tendencia hacia el parasitismo. Creo que es sano que el sistema vaya depurándose de esas organizaciones, pero tampoco considero que sea sano que se eliminen de golpe y porrazo organizaciones que a lo mejor no han tenido el tiempo ni las oportunidades reales en un sistema que sea equitativo, que le dé la oportunidad de manifestar sus reales posibilidades.
Esos mecanismos de exclusión deberán ser aplicados, pero en la medida en que pase un tiempo suficiente donde a los partidos emergentes se les reconozcan posibilidades más o menos importantes después de participar, porque el sistema actual realmente es bastante excluyente y eliminar la representación municipal podría hacerlo aún más.
¿Está de acuerdo con el impedimento, establecido a partir del no reconocimiento, de concurrir aliados en su primera participación electoral?
OR.Yo creo que el derecho a las alianzas es un derecho que toda organización puede y debe tener. Tampoco creo que sea dañino el tema de las alianzas siempre y cuando se fundamenten en coincidencias y no solamente en ventajas particulares. Pero también es parte de lo que estoy diciendo. Si a una organización que se está creando tú le dices: “Bueno, tú tienes que salir sola y si no sacas un tanto por ciento y no sacas tantos representantes, quedas eliminado”, el mensaje que se estaría dando es que no se quisiera que se introduzcan nuevas fuerzas en el sistema. Creo que debería ser lo contrario. No obstante, el sistema debe tener mecanismos para que una vez se le ofrezcan las oportunidades correspondientes a las nuevas organizaciones, en el largo plazo el sistema cuente con mecanismos que le permitan ir depurándose.
En esa misma línea, ¿considera que los legisladores elegidos en una alianza de partido deben contar como representantes para fines de mantener reconocimiento para todos los partidos de la alianza o solo para el partido que aporte el candidato?
OR.Se supone que es el partido que aporta el candidato, aunque [actualmente] si tú vas en una alianza de una organización que participa aliada a un partido mayoritario tendrás una representación como partido mayoritario y eso no es real. Creo que el representante tiene que ser real.
Ahora bien, aunque sea un partido el que personifique una coalición, si en el marco de la alianza una organización minoritaria lleva un determinado candidato entonces ese candidato hay que reconocérselo a esa organización. Es una forma también de promover la pluralidad del sistema.
Ciertamente, antes de las elecciones de 2010, las estadísticas electorales no permitían identificar al partido que aportaba el candidato dentro de la alianza.
OR.Exactamente.
El proyecto de ley de partidos y garantías electorales elaborado por el sector oficial del PRD estipula la titularidad de los cargos de elección popular a favor de los partidos, como disuasión o sanción al transfuguismo. Considerando que partidos pequeños como el MODA se han beneficiado de representantes que han emigrado de partidos grandes, ¿está usted de acuerdo con la modalidad propuesta en el PRD? ¿Los cargos deben pertenecer al candidato o al partido?
OR. Yo creo que el cargo es del pueblo porque es el pueblo quien elige, sobre todo en el caso de los legisladores, pero también en el caso de un alcalde. Es decir, aunque la gente vota a través de un partido político, finalmente la persona vota por un determinado candidato. En consecuencia, yo creo que el cargo es del elector y si el elector votó por una determinada persona, esa persona es su representante.
En la medida también en que los cargos pudieran ser propiedad del partido podría darse lugar a múltiples procesos al interior de los partidos que puedan tener consecuencias muy serias, caso en que un partido vulnere la voluntad del elector en un determinado momento.
Lo anterior puede ser atenuado en los casos, por ejemplo, donde una determinada cantidad de candidaturas que sean colocadas en el orden establecido por los partidos. En ese caso es distinto, que el partido puede tener como determinadas candidaturas que han sido incluso priorizadas directamente por el mecanismo institucional del partido, y no son electas necesariamente por el voto directo.
Paralelamente a los esfuerzos por una ley de partidos, un grupo de diputados llevó la lucha por elevar el voto preferencial (listas cerradas y desbloqueadas) a nivel de ley ¿Está de acuerdo usted con esta iniciativa [recientemente aprobada] y por qué?
OR. Creo que el voto preferencial tiene sus problemas, evidentemente dado el carácter clientelista, paternalista de nuestro sistema político y electoral. Realmente, a través del voto preferencial tienen más posibilidades aquellos candidatos que tienen más capacidad económica. Pero evidentemente, por la razón que sea, una democracia al final desea que el voto del ciudadano sea lo más importante. En consecuencia, yo creo que a pesar de los problemas que tiene, hay que mantener el voto preferencial. Pero ahí vuelvo al tema: deberíamos pensar en la posibilidad de que un determinado nivel de candidaturas pueda ser organizado y ordenado por el partido porque eso da la posibilidad de que las fuerzas políticas también puedan tener una cierta garantía con relación a lo que son sus liderazgos internos.
¿Entonces está de acuerdo con que la ley establezca una reserva, una proporción de la candidatura a favor del partido?
OR. Sí.
En el modelo de la distribución del estado de los partidos políticos concebido, el proyecto de la Junta retorna a una modalidad altamente proporcional parecida a la original concebida en la Ley núm. 275-97. Esta medida favorecerá a los dos partidos grandes al igual que a los pequeños en razón de su votación, pero iría en detrimento de la tercera fuerza que superara el 5 %, que en este caso viene siendo el Partido Reformista. ¿Opina que la fórmula altamente proporcional es la correcta?
OR. La ley vigente en realidad fue un arreglo para garantizar una exclusividad a un determinado partido y eso no debe ser. Creo que lo más equitativo es que se establezca un monto de base que sea igualitario para todos los partidos y luego el resto se distribuya proporcionalmente en base a la fuerza política el número de votos obtenidos.
¿Está de acuerdo, doctor, con la obligatoriedad de realizar primarias para elegir los cargos?
OR. Absolutamente. Creo que es el método más democrático y creo que sería muy conveniente y muy saludable y dinamizador de la vida de los partidos porque en los partidos políticos hay un vicio de control y de trabajo a través de grupos de poder dentro de ellos. En la medida en que el poder se le otorga al ciudadano que es miembro, que es afiliado del partido, en esa misma medida la dirigencia y quienes aspiren a tener posiciones van a acudir más crecientemente hacia las bases del partido, no a los grupos de poder y de interés al interior del partido. Por eso yo creo que el sistema de primarias es bastante saludable.
Se discute si las primarias, sean abiertas o cerradas, se realicen el mismo día. ¿Qué opina usted sobre las primarias simultáneas?
OR. La ventaja que ofrece unaprimaria simultánea es que puede evitar de alguna manera o coadyuvar a evitar la participación de militantes de un partido en la elección de otro partido. Eso ayuda. Sin embargo, el inconveniente es, sobre todo, para las fuerzas emergentes. La atención de ese día tan importante se puede concentrar casi exclusivamente en aquellas fuerzas políticas con mayor peso electoral. Yo diría que quizás, para un sistema político con las características del sistema político dominicano, pueda ser más conveniente que esto se balancee; es decir, que se puedan hacer en periodos cercanos, pero no necesariamente el mismo día. Habría que ponderarlo. Yo no tengo tampoco una posición tajante ante una cosa u otra cosa, pero sí veo el inconveniente que pueda ser que el hecho de unas primarias el mismo día que también casi sellen las proporciones electorales.
Por ejemplo, el último congreso de la APD llamó mucho la atención de los medios, se siguió de cerca la contienda entre Onofre Rojas y Max Puig por el liderazgo del partido, pero si hubiera sido simultáneo la atención hubiera estado centrada en el PLD y el PRD.
OR. Exactamente.
¿Cuáles factores de la legislación actual considera que contribuyen a la desigualdad de condiciones entre partidos grandes y pequeños, y cómo cree que pudiera mejorarse la ley del partido?
OR. Creo que uno de los elementos es el financiamiento y ya señalamos en cuanto a la manera en que este debe hacerse. Deberían preverse algunos estímulos especiales al desarrollo de las fuerzas emergentes, creo mucho en eso. Creo que mientras un sistema es más plural, ofrece mayor cantidad de opciones al ciudadano, claro con los límites adecuados. No se trata de hacer un populismo partidario, si no que haya un equilibrio entre límites y facilidades.
Creo que el tema del uso de la comunicación hay que regularlo. Puede ser una de las cosas más importantes. El día en que exista equidad en el uso de los medios de comunicación, creo que ahí se podrán efectivamente calibrar mejor las posibilidades que tengan las diferentes fuerzas políticas.
También creo que deben regularse las campañas para que estén orientadas sobre todo a garantizar la discusión política lo más a fondo posible de los temas programáticos. Yo creo que es un elemento muy importante. Creo que puede ayudar bastante también la medida en que se obligue a que puedan haber debates políticos.
Por último, ¿cree usted que la ley de partidos será aprobada en este año?
OR. Eso han declarado los dirigentes de los partidos mayoritarios que tienen en sus manos esta aprobación. Yo creo que esa decisión está en las manos sobre todo del Partido de la Liberación Dominicana. Si el Partido de la Liberación Dominicana efectivamente está de acuerdo con aprobar esa ley, deberá ser aprobada, el PRD ya ha hecho su propuesta. A grandes rasgos, lo que se discute es el mismo anteproyecto que sometimos hace tiempo, con algunas modificaciones. Creo que efectivamente depende de ellos, de ellos dos. Son los que tienen que decidir eso. Si ellos tienen la voluntad, debería de ser aprobado. Ahora bien, el proyecto debe ser aprobado con el mayor sentido de equidad. No puede ser que aunque se mejore el sistema político en algunos aspectos sea tanto lo que se distorsione en otros, que le quite capacidad y como he dicho, pluralidad al sistema político.
Ver primera parte de la entrevista